Vida Diamante

Complejo problema el de la migración ilegal, y culpar a un mandatario, a un pueblo, o a los migrantes a la ligera, resulta insensato.

La persona que migra ilegalmente lo hace porque no tiene otra opción, no tiene empleo, no tiene un futuro. Es un simple y llano comportamiento de conservación de la especie, es algo instintivo. Los presidentes deberían saber eso, porque la culpa – generalmente – es de otros presidentes.

La migración en la mayoría de los casos es un filtro para obtener a la mejor gente. Una especie de embudo por si misma. Nadie abandona su familia ni las comodidades de su país y pasa por cualquier cantidad de necesidades o incluso cruzar desiertos, ríos y largos tramos a pie si no tiene un verdadero deseo de superarse y un espíritu emprendedor. Esa persona tiene garantizado el éxito cuando llegue a “greener pastures”.

En el museo del inmigrante en Nueva York escuche algo que nunca olvidare, “Abrirle las puertas al mundo fue lo mejor que pudo hacer nuestro país. Ellos construyeron nuestras empresas y nuestros grandes avances” mientras nos mostraban fotos de Einstein, Houdinni o Sinatra.

Incluso, sin ir muy lejos, dentro de un mismo país: La historia demuestra el desarrollo de las ciudades como centros de la riqueza en la civilización occidental gracias a la migración de individuos y capitales que trae consigo una expansión de los conocimientos, técnicas y saberes.

Quienes creemos en la libertad queremos fronteras abiertas – tanto para empresas como para personas – porque sabemos que la libertad a la larga siempre da los mejores resultados, porque nuestros abuelos en algún momento también lo fueron, porque no le tenemos miedo a comprender que la gente tanto como los productos, siempre buscan los países con mayores índices de libertad económica y libertad humana. Y que si más gente y más mercados se van a los países más libres, a los países con menos libertad no les quedará otra que quedarse sin gente y sin mercados o dejarse de ideología y abrirse también.

La RIQUEZA de una nación proviene del comercio – como lo expuso magistralmente Adam Smith – la migración de fuerza de trabajo y consumidores nunca es mala para la nación receptora (aunque resulta terrible para la nación emisora).

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La inmigración es una de las principales fuentes de progreso”. John Stuart Mill

*¿Y si nos quitan los puestos de trabajo?

Ningún economista serio puede decir que la migración produce desempleo, de hecho se ha demostrado lo contrario. Si llegan un millón de venezolanos al Perú y todos toman Coca-Cola, la planta de la empresa de bebidas no quiebra, al contrario crea más puestos de trabajo, invierte y produce mucho más para satisfacer la demanda, déjeme explicarlo de una manera más verosímil.

Jean-Baptiste Say, un fantástico economista frances del siglo 19 enseñó como era posible que todos los trabajadores se benefician de la presencia de una intensa competencia en el mercado laboral. “La Ley Del Mercado” (hoy conocida como la Ley de Say) establece que cuando un trabajador nuevo crea/ofrece algo de valor al mercado – por ejemplo digamos que un carpintero hace una silla que alguien necesita – el ingreso que el percibe por esa silla se convierte en demanda para otros productos/servicios que se ofrecen en el mercado, es decir, si un inmigrante toma el trabajo de un local en agricultura, el demandará otros servicios en tecnología o infraestructura (creando un trabajo en otra área).

Say demuestra que si la competencia en el mercado laboral bajase los estándares de vida, un trabajador bien pagado entonces ganaría más dinero en una ciudad desértica, barbarica y medieval. Sin el miedo a un competidor el comerciante podría vender muy poco, porque poco sería lo que se produce, en cambio en Madrid, Amsterdam, Paris o Londres, a pesar de que tiene muchísima competencia de cientos de miles de proveedores, distribuidores y revendedores de su propia linea de producto, el podría hacer mejores negocios. La razón es obvia, el comerciante de Paris está rodeado de más gente que el comerciante del pueblito, gente que produce muchas cosas de unas mil formas distintas. En pocas palabras, donde hay libertad de comercio pocos productores significa pocos consumidores y viceversa.

Esto también es demostrado por Frederic Bastiat en su “Falacia de la Ventana Rota”, pareciese que una ventana rota crea riqueza al demandar al reparador de vidrios que haga una nueva ventana, pero se ignora que se pierde la demanda de otro servicio, el dueño de dicha ventana hubiese usado su dinero en comprar un nuevo par de zapatos – creando empleos de zapateros – en lugar de reparar su ventana. Esta es la principal refutación contra las políticas de estímulo keynesianas. Las restricciones, alcabalas y controles migratorios son “proteccionistas”, es decir tienen la intención de “incrementar la riqueza de la nación disminuyendo la competencia de trabajadores y negocios” lo que no entienden es que al hacer eso hacen que los bienes y servicios sean menos abundantes y que la nación se prive de menos empleos lo cual resulta fatal para todos por igual.

*Si nosotros estamos legales ¿Deben ellos permanecer ilegales?

La migración supone INCALCULABLES beneficios a la economía pero no es responsabilidad de los gobiernos, ni su control ni su manutención. Si creo en los pasaportes, en los cuerpos diplomáticos y en las embajadas. No soy uno de esos libertarios infantiles y extremistas. Las visas son estúpidas pero soy tolerante a la idea de que debe haber alguna suerte de control de antecedentes penales y registro sanitario, especialmente en tiempos de terrorismo y enfermedades pandémicas, pero debe ser simple, corto, que garantice los plenos derechos de movilidad, de comercio y que no discrimine.

Creo sin sentido la regulación del “permiso de trabajo” pero puedo entender que debe haber algún trámite necesario por la administración pública que necesite a los migrantes cumpliendo con requisitos sanitarios y laborales del país, una suerte de código que permita abrir una cuenta de banco, inscribirse en la universidad, firmar contratos y otros macundales, pero este “carnet” debe venir de un proceso poco costoso, sencillo, no engorroso. Sin duda alguna los migrantes deben buscar adaptarse a las leyes del país que les recibe, yo no puedo llegar a casa ajena y exigir algo que no me pertenece, pero la ley debe ser igual para todos, no pueden haber ni mas impuestos y regulaciones para un individuo por ser extranjero ni mucho menos beneficios y subsidios que desfalquen el tesoro de las arcas públicas para dárselos al recien llegado (como algunas medidas que han realizado los países latinoamericanos con mis compatriotas venezolanos).

*¿Y si son criminales?

Nada de coerción estatal, ya basta de humillación y controles por raza, religión y condición social. La única condición es que en todo momento los inmigrantes deben observar y obedecer la ley, particularmente la ley criminal del grupo social que los recibe. ¿Hay algún migrante que comete un crimen/delito en el país que no es el suyo?, todo el peso de la ley, prisión y deportación inmediata contra el criminal venga de donde venga. De lo contrario, como decía Bastiat LAISSEZ FAIRE. Dejesele trabajar, dejar hacer, dejar pasar.

*Muy bien la visión liberal clásica pero… ¿Que hay de la visión “conservadora” sobre el tema?

Quien siempre se opuso a los migrantes con mayor fuerza fue la izquierda, los antiguos conservadores – a diferencia de los modernos – han sido flexibles con la migración, eso si, legal. Ronald Reagan le dió total amnistía a 3 millones de inmigrantes ilegales (eran 5 millones en aquel entonces). Algo que también hizo Margaret Thatcher. Los conservadores también deben estar a favor de la migración si quieren hacer honor al ser llamados defensores de la civilización y de occidente, los antiguos griegos conocieron sus ventajas, en lo económico no tienes excusa, el brillante economista de la escuela austriaca – varias veces citado por los conservadores – L.V Mises demostró como las leyes anti-migratorias suponen un verdadero daño a quienes se busca proteger, generando desempleo y falta de oportunidades, si te haces llamar guardián de la tradición entenderás que la migración (forzada o por mejora de condiciones) existe desde que el hombre existe, es una institución humana, como la familia, el trabajo y la propiedad privada, siempre ha estado presente desde los albores de occidente, y por último, si como la mayoría de los conservadores crees en el Ser Supremo, o simplemente en la ética del judeo-cristianismo, pues sabrás toda la historia empieza cuando Abraham migró a tierras de Ur de los caldeos y el mayor punto de inflexión es cuando los 12 hijos de Jacob emprendieron su migración a Egipto por el hambre. Aquí algunos versículos sobre el tema en cuestión:

«Conocéis la suerte del emigrante, porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto» (Éxodo 23,9).
• «No vejarás al emigrante» (Éxodo 23,9)
• «No lo oprimiréis» (Levítico 19,34)
• «No lo explotaréis» (Deuteronomio 23,16)
• «No negarás el derecho del emigrante» (Deuteronomio 24,17)
• «Maldito quien viole los derechos al emigrante» (Deuteronomio 27)
• «Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto» (Deuteronomio 10,19)
• «Al forastero que reside junto a vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo» (Levítico 19,34).
• «Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a re- cogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda» (Deuteronomio 24,17).

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“People are the strength of any country, the more we have the better is it for us.”

– John Locke

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