LIMA – Tras los sucesos ocurridos en Trujillo que condujeron al asesinato del venezolano Orlando Abreu a sangre fría y siendo inocente a manos de un criminal peruano que intentaba extorsionarle, criminales venezolanos tomaron represalias justo el día siguiente de conocida la noticia, asesinando – también a sangre fría – a un peruano inocente en Huanuco arrojándolo desde un puente.
Tras el hecho, los indignados pobladores de Huanuco amenazaron a la comunidad venezolana que vive allí, otorgándole un plazo de 24 horas para abandonar la ciudad.
Esto ha generado una indignación generalizada entre ambas poblaciones que no se sienten representadas por los criminales de lado y lado. “Y es que nadie tiene la razón pero el que paga es uno, el inocente que esta trabajando.” dice Nieve Nadehjda Cardozo residente venezolana en Lima.
Tan sólo horas después de conocida la noticia de la represalia del peruano arrojado por el puente de Huanuco bandas delictivas asesinaron a sangre fría a otro joven venezolano en San Juan de Miraflores, la esposa de la víctima narró que Castejón Córdova (el joven asesinado) era el padre de una niña de 10 años y se dedicaba a trabajar repartiendo comida y productos en la empresa por el aplicativo Glovo.
Mientras todo esto ocurría, algunos criminales venezolanos publicaron videos amenazantes en las redes sociales con el hashtag #MataUnPeruanoYLimpiaElPlaneta; es importante resaltar que si bien todo esto comienza con el asesinato de Orlando Abreu la fricción social se venía viendo desde el año pasado.
Ayer un video se hizo viral en las redes sociales, pues muestra el preciso instante donde un grupo de venezolanos armados asesinan a sangre fría a un joven peruano de 23 años en el interior de una mototaxi en el el asentamiento humano ‘Armando Villanueva Del Campo’, en el distrito de Los Olivos en Lima. La víctima fue identificada como Jesús Puertas. El video fue grabado por los mismos criminales venezolanos y difundido en WhatsApp.
El hecho de que la escalada de violencia haya sido tanta en tan sólo 5 días es preocupante, pero aún más preocupante es la falta de comunicación por parte de las autoridades peruanas sobre esta guerra delincuencial que está ocurriendo en sus narices y que pone en riesgo la vida tanto de peruanos como de migrantes.