La primera vez que leí sobre Gail Halvorsen fue gracias a un libro llamado “real Heroes” escrito por mi amigo Larry Reed; Si bien murió en febrero de este año su legado es extraordinario y su fama comenzó en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial por su trabajo durante el puente aéreo de Berlín.
Halvorsen era un joven piloto del norte de Utah cuando se unió al Programa de Entrenamiento de Pilotos del Cuerpo Aéreo del Ejército inspirado por el sentir patriótico que envolvió al país tras el ataque a Pearl Harbor y tras completar su entrenamiento voló bajo el mando de la Royal Air Force de Inglaterra, los aliados.
A finales de los años 40’s, durante la Guerra Fría, se asignó a Halvorsen para llevar suministros a Berlín Occidental durante el bloqueo de Berlín (cuando la Unión Soviética bloqueó el flujo de alimentos y suministros a las áreas de la ciudad controladas por los aliados).

El papel del teniente Halvorsen en el puente aéreo de Berlín era de importancia capital, consistía en pilotar un avión de carga C-54 utilizados para transportar suministros a la hambrienta ciudad. Era una forma de Ayuda Humanitaria que EEUU brindó a las familias hambrientas del lado occidental del muro.
Un día después de aterrizar en Berlín Occidental con una carga de suministros, Halvorsen vio a un gran grupo de niños cerca de la valla del aeropuerto de Templehof y se acercó a hablar con ellos. Le agradecieron a él ya sus compañeros el esfuerzo de llevarles comida y le aseguraron que estarían bien.
Cuando se dio la vuelta para alejarse, se sintió inspirado para darle al grupo de niños dos gomas de mascar que llevaba en el bolsillo.
“Di unos cinco pasos y me llegó una voz clara como una campana, y estoy seguro de que era el Espíritu Santo: ‘Vuelve a la cerca’”, dice Halvorsen.
Al ver la gran emoción por dos pequeños chicles, Halvorsen tramó un plan. Les dijo a los niños que la próxima vez estuvieran atentos a su avión, la señal sería que movería sus alas, luego les arrojaría raciones de dulces atados en paracaídas. Vio cómo se iluminaban los rostros harapientos de estos niños alemanes quienes ahora tendrían una esperanza.
Cuando sus superiores se enteraron de lo que estaba haciendo, lo alentaron a reclutar a otros para la causa, y la “Operación Little Vittles“, como se la conoció, nació como una forma de traer un poco de felicidad a la vida de los niños de todo el oeste de Berlín. En lugar de bombas lo que descargaban sus aviones eran kilos de chocolates y dulces amarrados con pequeños paracaídas.
Halvorsen recuerda una conversación que mantuvo con los niños en cierta oportunidad: “”Me encontré con una treintena de niños en la valla de alambre de espino que protegía la enorme zona de Tempelhof. Estaban entusiasmados y me dijeron que ‘cuando el tiempo sea tan malo que no se pueda aterrizar, no te preocupes por nosotros. Podemos arreglárnoslas con un poco de comida, pero si perdemos nuestra libertad, puede que nunca la recuperemos” “
Halvorsen dijo que su decisión de ayudar a los niños en la valla cambió por completo el curso de su vida. Resultó ser el catalizador de su carrera en la Fuerza Aérea y continúa impactándolo a diario.
“Dos millones de personas en Berlín necesitaban alimentos, en su mayoría mujeres y niños. Y me sentí muy bien por ayudar al antiguo enemigo, porque estaban agradecidos”, dijo Halvorsen en 2009.
“Dos chicles en julio de 1948 se convirtieron en 23 toneladas de chocolate y productos que se arrojaron antes de que terminara el puente aéreo”, dijo Halvorsen “Es un testimonio de lo que nos enseñan en la Primaria: ‘Haz lo correcto y deja que sigan las consecuencias.’”
A veces me imagino cuáles serán las consecuencias reales de un pequeño acto de bondad. Nunca sabemos cuál es el verdadero efecto replica de nuestros actos de compasión.
¿Que tal si esos niños alemanes fueron salvados del resentimiento de la post-guerra y convertirse en nazis enemigos de EEUU gracias a que pensaron “EEUU son nuestros amigos, por que nos dan chocolates“?
Nunca sabremos a ciencia cierta cuál fue el impacto de nuestros actos de amor por la humanidad, pero estamos llamados a realizarlos.
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