El Libro de Mormon contradice a la Biblia, es importante saberlo, pues la Biblia es la Palabra inspirada y sagrada de Dios. Es el estándar de la fe y la autoridad final sobre cada pregunta fundamental que la humanidad tiene.
La Biblia nos habla de un Padre que ama hijos rebeldes. Un Dios lleno de amor y bondad por seres pecadores que constantemente le dan la espalda. Nos dice de donde venimos y hacia donde vamos, cuál es el propósito de nuestra existencia y cómo podemos tener vida eterna en el cielo cuando dejemos estos cuerpos físicos.
” Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.” – 1 Juan 5:13
Si eres mormón o estás evaluando entrar a la Iglesia mormona, hay varias cosas que debes examinar para replantearte tu adherencia con dicha organización. El Libro de Mormon CONTRADICE a la Biblia.
La primera verdad que la Biblia enseña claramente es que Dios es Soberano y Absoluto. No hay otro Dios. Es el ÚNICO. En Efesios 4:6 dice: “un Dios y Padre de todos, quien está sobre todos, y por todos y en todos vosotros” Dios mismo declaró “Yo soy el primero, y soy el último; y después de mi no hay Dios. ¿Hay algún Dios que se compare a mi?, no hay otro Dios; no conozco ninguno, antes de mi no hubo Dios, ni tampoco lo habrá después de mi. Yo soy el SEÑOR, y no hay nadie más, no hay dioses delante de mi.” (Isaías 44:6, 8; 43:10; 45:5)
Esto va contra las enseñanzas mormonas, de que hay muchos dioses y de que nuestro Dios no es más que uno más del montón (Capítulo 5 del Libro de Abraham).
La Biblia también enseña que todos somos pecadores, y que es imposible para cualquier ser humano alcanzar la santidad de Dios. La Biblia dice: “
” No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:10,23)
Como todos tenemos pecado y seremos juzgados por un Dios santo el día del juicio, eso nos coloca en una posición problemática. No tenemos esperanza. La Biblia declara que Dios es un Dios justo y que debemos tener su justicia para poder ser justificados delante de El. Es un estándar demasiado alto. Nadie puede obtener la justicia de Dios simplemente por vivir una vida llena de bunas acciones y actos de caridad.
“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.” (Galatas 2:16)
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tito 3:5)
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.“ (Efesios 2:8)
Esto definitivamente va en contra de las enseñanzas mormonas de que la salvación se alcanza por obras, de que se pierde si no se obra y de que la gracia de Dios en Cristo no es suficiente sino que debe ser acompañada de ordenanzas (2 Nefi 25:23, Moroni 9:6).

El Jesús de la Biblia no es el Jesús del Libro de Mormón
La primera diferencia entre ambos Jesús es en dónde nacieron. El Libro de Mormón dice: “Y he aquí, nacerá de María, en Jerusalén” (Alma 7:10) contradiciendo lo que la Biblia enseña, el Mesías nació en el pueblo de Belén (Miqueas 5:2, Mateo 2:4–6).
En Isaías 7:14, Mateo 1:18-25 y Lucas 1:26-35, la Biblia enseña que Jesús fue concebido milagrosamente por el Espíritu Santo en una virgen. La Iglesia Mormona niega esa verdad. El segundo presidente de la Iglesia dijo: “Jesucristo no fue concebido por el Espíritu santo.” (Journal of Discourses, Vol 1, pag 51)
De hecho, el Jesús Mormón fue concebido por una relación sexual entre María y Dios Padre. Un líder mormón escribió “Fue la persona del Padre quien engendró el cuerpo de Jesús” (The Seer, pag 158)
Bruce McConkie, uno de los apóstoles actuales dijo: “Cristo fue engendrado, concebido y nacido en el curso de los eventos naturales y normales, porque es el hijo de Dios, y esa designación significa lo que dice.” (Mormon doctrine, pag 742)
Pero la oposición al nacimiento virginal del Mesías lo cambia todo. El nacimiento virginal era necesario para que Cristo pudiese pagar por nuestros pecados. El hombre pecó, por lo tanto, un Dios justo tiene que penalizar, la penalización por el pecado es la muerte.
Cristo tenía que nacer sin pecado para poder ser el sacrificio perfecto por los pecados, de lo contrario él solo podría morir por los pecados suyos y no por los de la humanidad.
Es por eso que debió nacer sin pecado, y para poder hacer eso tendría que no ser heredero de Adán (es decir, no contaminarse con la raza humana), por eso la Biblia es explícita en decir que María era virgen cuando Jesús nació (Mateo 1:18,21) tal y como lo habían profetizado en el Antiguo Testamento.
El Jesús de la Biblia es Dios. Siempre ha sido Dios de acuerdo con Juan 1:1, Romanos 9:5, Filipenses 2:6 y Hebreos 1:8. El Jesús Mormón no es Dios. De acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia Mormona Jesús fue un humano que se convirtió en un dios.
Joseph Smith dijo: “Siempre declaré que Dios era una persona distinta, Jesucristo era una persona separada y distinta de Dios el Padre, y que el Espíritu Santo era un personaje distinto, y estos tres constituyen… tres dioses.” (History of the Church, Vol 6, pag 474)
En octubre de 1984, un Apóstol Mormón dice: “Cualquiera que crea y enseñe sobre Dios el Padre, y acepte la divinidad de Cristo, y del Espíritu Santo, está enseñando una pluralidad de Dioses” (Ensign, Nov.84, pag 68)
El Apóstol Mormon Bruce McConkie dice: “El Señor Jesús trabajó por su propia salvación” (Our Relationship with the Lord, pag 9)
Jesús es adorado en la Biblia (Mateo 8:2, Marcos 5:6, Lucas 24:52, Juan 9:38, Hebreos 1:6, etc), sin embargo, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD) afirma que Jesús no debe ser adorado.
Bruce McConkie declaró: “Nosotros no adoramos al Hijo” (Our Relationship with the Lord, pag 5). Para un Mormón, Jesús es simplemente “Un miembro importante de la trinidad.” (Ensign, Enero 84, pag 17)
He escrito ampliamente en defensa de la trinidad utilizando la Biblia como argumento, pueden revisar esa defensa en mi post contra los Testigos de Jehova.
El Jesús de la Biblia era el más perdonador de los hombres. El mismo dijo: “el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.” (Lucas 9:6), Cristo mostró su misericordia y el perdón a los pecadores en cada evento de su ministerio, su crucifixión y resurrección.
Fue burlado, escupido, golpeado y azotado. Los soldados de Pilatos lo coronaron con espinas. Sin embargo, Jesús no realizó ningún intento para defenderse. En Mateo 26:53 dice que Él pudo haber llamado miles de ángeles para que le rescatasen.
Mientras los soldados lo clavaban en la cruz, el Señor oró: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34), al momento de su muerte hubo un terremoto que rasgó el velo del templo por la mitad (lo cual tiene un hermoso y profundo significado); sin embargo, no hubo perdidas humanas.
Otro terremoto que tampoco generó perdidas humanas pasó en Su resurrección, al contrario, “y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.” (Mateo 27:52-53)
Eso es completamente diferente al Jesús de la Iglesia SUD. El Libro de Mormón contiene una narración de los eventos que supuestamente ocurrieron en el hemisferio occidental al momento en que Cristo murió.
De acuerdo a esa historia, 16 ciudades fueron destruidas con todos sus habitantes, algunas fueron quemadas, otras se hundieron en el mar y algunas fueron enterradas bajo toneladas de roca. El Libro de Mormón dice en 3 Nefi 8:25 que aquellos hombres que “mataron, apedrearon y echaron a los profetas” fueron regados por la tierra mientras sus mujeres e hijos murieron.
Cuando toda la destrucción fue completada, entonces escucharon una voz desde el cielo que tomaba el crédito por matar a todas esas personas y destruir todas esas ciudades. De acuerdo con el Libro de Mormón, el responsable de esta destrucción y carnicería fue “Jesucristo el Hijo de Dios” (3 Nefi 9:15)
En lugar de ser un Salvador lleno de Gracia, el Jesús de los mormones es un carnicero, responsable por la muerte de miles incontables inocentes mujeres y niños. Muy distinto al Jesús de la Biblia, “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)
No hay salvación adorando un FALSO Cristo
Jesús mismo advirtió a sus discípulos sobre los falsos Cristos: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.” (Mateo 24:24)
Es un Jesús diferente, un evangelio diferente. Por ello el Apóstol Pablo advirtió inspirado por el Espíritu Santo:
” Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea maldito. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea maldito.” – (Galatas 1:8,9)
Confiar en el Jesús del mormonismo no podrá llevarte a la vida eterna. Un Jesús que no es el Jesús verdadero no tiene poder para salvar. Únicamente el Jesús de la Biblia puede ofrecer vida eterna: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)
¿Cómo se obtiene la vida plena y eterna?, la Biblia dice en Hechos 16:31 “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” La Palabra “cree” no significa simplemente reconocerlo como Salvador, o simplemente decir que uno cree que existe.
Creer significa poner mi confianza total y completa en Jesucristo para la salvación de mis pecados, depender enteramente en El – y solamente en El – para alcanzar la vida eterna (y todas las demás promesas de Dios que en El son si y Amen).
Deja de poner tu fe en una Iglesia, en un sacramento, en un bautismo, en un profeta, en tus buenas obras o en un falso Cristo. Pon tu fe solo en el Jesús que nos revela La Palabra de Dios.
Si añades cualquier cosa a la Palabra Santa de Dios, has fallado en creer. No solamente apartaste tu confianza del Dios verdadero, sino que te espera juicio:
“Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” (Apocalipsis 22:18-19)
La Salvación es muy simple, está disponible para todos gracias al amor del Padre expresado en Cristo. Lo único que requiere es el creer en lo que Dios dijo en la Biblia.
“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9)
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16b)
Si decides poner tu confianza en El, puedes estar confiado de que El mantendrá su promesa.
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