Vida Diamante

La sabiduría del «Kintsugi»

Hay una tradición centenaria de Japón, muy poco conocida. Es el arte de reparar cerámica rota con oro puro. Cuando conocí sobre el Kintsugi me dejó una impresión indeleble del alma. Usualmente buscamos completitud, unidad y llenura, pero este proceso de reparar lo roto puede inspirar nuestro pulir del Diamante.

El origen del Kintsugi data del siglo 15, los artesanos japoneses comenzaron a buscar una forma más estética de reparar las costosos jarrones de cerámica cuándo estos eran quebrados.

Cuando se rompe un objeto, la técnica del Kintsugi (Kintsukuroi) consiste en utilizar polvo de oro y resina o laca para volver a juntar las piezas rotas. La idea de fondo es que podemos conseguir fortaleza interior y belleza, incluso en la imperfección, esta forma de arte puede también moldear nuestras perspectivas sobre las cicatrices que todos llevamos.

La vida es lo que es, no es ni totalmente un cuento de hadas, ni tampoco es una tragedia griega. Hay muchas tonalidades de grises bajo el sol. No está ni completamente rota, ni completamente perfecta.

La verdad es que todos nosotros estamos llenos de fracturas. Dentro de cada una de nuestras historias hay grietas que necesitan ser llenadas, traumas que necesitan ser tratados, heridas que necesitan ser curadas.

Imagina que sales al campo a buscar cómo llenar esos vacíos. No elegiste tu campo, el que te tocó, pero la forma como llenamos esas grietas depende totalmente de nosotros. ¿Por que no usar cualquier cosa?

¿Llenaremos las grietas con lodo, basura o comida podrida?; Podríamos llenar esos vacíos con las cosas que parecen oro, pero no lo son, son sólo cosas brillantes. O como no queremos pasar por el trabajo de purificar y moler el oro, entonces de la manera más fácil buscamos lo más cómodo y sencillo: Tierra, goma, cenizas, y todas esas cosas de la vida que son fáciles, pero nos perjudican más.

También podríamos cavar más profundo, mucho más allá de la superficie. Comienzas a notar esas pequeñas motas de oro que se esconden en medio del campo. Sólo tenías que buscar más profundo.

El Kintsugi hace que nuestro enfoque cambie. En lugar de pensar en «lo que debería haber sido», nos hace preguntarnos como podemos crear algo infinitamente mas hermoso (y de mayor honra) con los restos que quedaron de una mala situación. Y transformarlo en algo mucho mejor.

Belleza en el quebrantamiento

Con esa mentalidad podemos ver nuestras cicatrices como parte de un gran diseño, y nos da la oportunidad única de ver la vida humana – con todos sus oscuros – como hermosas y raras obras de arte.

En lugar de pensar en los grandes fracasos que hemos tenido, podemos enfocarnos en las personas de duro carácter que nos hemos convertido gracias a esos fracasos. Y tenemos la certeza, de que si nos quebramos, no debemos dar todo por perdido.

Lo mismo pasa si se quiebran las relaciones, las organizaciones, las empresas, las familias. ¿Podremos tener una mentalidad de Kintsugi? Sólo si elegimos aceptar y encarar las dificultades.

Creo que esa es una de las lecciones profundas que se esconde en ese pasaje de la Biblia en donde Sansón encuentra un panal de miel adentro del cadáver de un león. De las situaciones difíciles de quebrantamiento, suele salir algo hermoso.

En Amazon puedes encontrar el libro: Kintsugi: El arte de la resilencia, escrito por Céline Santine, allí se ahonda mucho más en todas las lecciones para la vida que podemos extraer del curioso y centenario arte de curetaje de cerámica japonés.

Por último, pero no menos importante: El amor de Dios es tan profundo y apasionado que no pudo quedarse indiferente ante la condición rota de la humanidad. A pesar de nuestras faltas y pecados, Dios se negó a abandonarnos.

Envió a Su Hijo, Jesús, para vivir como uno de nosotros, experimentar nuestras luchas, cumplir con todo aquello que nosotros no podríamos cumplir y finalmente morir en la cruz como sacrificio vicario. Esta sacrificada entrega tenía un propósito: restaurar nuestra relación con Él y convertirla en algo preciado, lleno de oro.

Las heridas causadas por el pecado crearon una brecha insalvable entre Dios y la humanidad, pero Jesús, al resucitar, llenó esa brecha y nos brindó la oportunidad de tener una relación personal con el Dios que sana y restaura el alma, adicciones, enfermedades, familias rotas y situaciones que parecían insalvables.

Aunque vivimos en un mundo quebrado e imperfecto, la elección está en nuestras manos. Podemos rechazar o aceptar el amor y la restauración que Dios ofrece a través de Jesús. Él está cerca, extendiendo Su mano hacia nosotros, esperando que respondamos.

category:

Crecimiento Personal,Historia

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  1. Gracias al pastor MacArthur he logrado un crecimiento grandioso que ha llenado mi vida espiritual. Compré y leí el libro…

  2. Muchas Gracias. Dios bendiga al Pastor MacArthur y a todos los que ponen a disposicion estos recursos valiosos

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