NAURU: La Maldición de la Abundancia No Merecida

En un mundo donde todos soñamos con la abundancia sin medidas, a menudo la imaginamos como un bienestar ilimitado. Nos conforta pensar que la riqueza y la opulencia solo traerán cosas positivas a nuestras vidas. Sin embargo, existe un fenómeno que revela cómo la abundancia excesiva puede tener consecuencias devastadoras en individuos y grupos que no tienen el carácter desarrollado.

Este fenómeno se conoce como «La Tragedia de la Abundancia«, especialmente cuándo la riqueza es rápida, fácil y no merecida. Lo ilustraré un ejemplo concretos de la vida real: la historia de la República de Nauru.

A pesar de tener muy poca población y de ser solo una tercera parte del tamaño de una isla típica, Nauru fue una vez considerada el paraíso en la tierra en los años 80.

La Micronesia que fue más rica que Estados Unidos

La República de Nauru, una pequeña isla ubicada a 4.000 km al noreste de Australia, es tan pequeña que cuándo el imperio japonés la invadió sólo bastaron 300 soldados para conquistarla.

Nauru vivió un sorprendente auge económico en las décadas de 1970 y 1980. Con una población de tan solo 12.000 habitantes, el gobierno le ofreció a sus ciudadanos un bono anual de USD $100,000 (cien mil dólares) para gastos de subsistencia.

Esta aparente «bonanza» estaba respaldada por la explotación de recursos naturales, en particular el guano y la roca fosfática, que son valiosos para la fabricación de fertilizantes y explosivos. La roca fosfática de Nauru se había formado a partir de la acumulación de excrementos de aves y coral en el lecho marino. Nauru se convirtió en uno de los principales proveedores de este material esencial superando a EEUU como el país con más ingreso per cápita del mundo.

El país se transformó por completo. Los isleños pasaron de una vida de sencillez a una ola de excesos. En cuestión de meses los nauruanos comenzaron a portar Rolex, viajar en aviones privados para comprar lujos en el extranjero, Nauru contaba con automóviles de lujo, incluyendo Lamborghinis y Porsches, a pesar de tener una carretera de apenas 18 km.

Los habitantes de Nauru sólamente dilapidaban la riqueza que habían obtenido de la redistribución estatal por las reservas de fosfáto. Una riqueza fácil y rápida, por la que no habían trabajado. Hay un artículo del NY Times de los 80s que describe a este lugar como el sitio más extravagante de los millonarios. (Enlace)

De la Riqueza a la Desesperación

La cultura tradicional y la vida agrícola cayeron en decadencia. La población cayó en el libertinaje y la pereza, nadie quería trabajar en la isla y para colmo de males el país sufrió una epidemia de obesidad y diabetes que afectó al 90% de la población. Así es, 9 de cada 10 personas.

La explotación irracional de los recursos naturales condujo a la disminución de la altura de la isla, poniéndola en peligro de sumergirse en el mar. A medida que se agotaron los recursos de roca fosfática en 2013, Nauru se enfrentó a graves desafíos. Intentaron fomentar la pesca y la agricultura, pero la población ya había perdido su inclinación y habilidades para trabajar. Ese mismo año las reservas de fosfato de Nauru se agotaron por completo, y el país quedó en una situación de dependencia económica. La ilusión de la abundancia se desvaneció, dejando al país en una crisis económica y ambiental.

Hoy en día, Nauru depende en gran medida de agencias internacionales como la Cruz Roja y dependen financieramente de Australia debido a la difícil situación económica causada por la agotamiento de los recursos, la falta de empleo y la llegada de refugiados.

El facilismo destruye

El dodo es un ave que carecía de enemigos naturales. El dodo tenía una cabeza grande y su pico medía alrededor de 23 cm, con la punta del pico doblada en forma de vaina. Era más grande que un pavo, pesando unos 23 kg, con plumas grises y azules. Sus patas eran fuertes y de color amarillo.

El hábitat del ave dodo era la isla Mauricio, en el océano Índico. La isla estaba libre de mamíferos y estaba cubierta de densos bosques. En ese entonces, no tenía enemigos naturales, lo que permitía una vida sin obstáculos y una abundancia de comida. No tenía que preocuparse por ataques enemigos. Aunque podía volar desde el principio, tenía piernas cortas y un pico doblado, lo que lo adaptaba completamente a la vida en el suelo. Por esta razón, se le dio el nombre «dodo«, que proviene del portugués y significa «tonto» o «idiota».

¿Pero qué llevó a la extinción del ave dodo? En 1507, los portugueses llegaron a la isla y la convirtieron en una parada para el comercio de perfumes y aves. Los marineros cazaban a estas aves para obtener proteína durante sus viajes. Eran muy fáciles de cazar. No luchaban, no huían. Eran lentas y no ponían resistencia.

Los holandeses también usaron la isla como lugar de exilio, lo que contribuyó a la caza de aves. La población de albatros se vio afectada ya que los huevos de estas aves eran consumidos. En 1681, el último albatros fue asesinado, lo que finalmente llevó a la extinción del ave dodo.

No seas un Dodo de Nauru

La historia de Nauru se parece mucho a la de mi país Venezuela, y los ciudadanos de mi país guardan similitud con el ave dodo. La abundancia puede ser perjudicial. Especialmente cuándo no es merecida ni trabajada. Esa es la gran falacia del socialismo.

A veces, nuestro deseo de una vida fácil y sin problemas puede llevarnos a situaciones indeseables. cuándo damos rienda suelta a la satisfacción de todos nuestros hedonistas deseos es el inicio de Oblivion.

El asistencialismo mata. No es beneficioso siempre vivir en «Fácil Landia». En lugar de eso, debemos estar dispuestos a enfrentar desafíos y dificultades para preservar nuestro entorno y evitar pérdidas irreparables. Dificil es bueno. Dificil es deseable. Dificil es lo único que nos forma como DIAMANTE.